Este mediano compacto tiene todo el carácter italiano, no sólo por su diseño, sino también por su motor de carácter enérgico gracias a la acción de un poderoso turbo que le permite a un bloque de sólo 1.4 litros llegar a los 170 CV de potencia… y podría decirse que explota “la tanada” cuando se pulsa la configuración de manejo “Dynamic” de su exclusivo sistema DNA, que lo vuelve aún más rabioso y temperamental.
La Giulietta no puede disimular su descendencia italiana. Tiene un diseño sanguíneo, nervioso e impulsivo, pero a la vez elegante y pulcro. Los detalles que enamoran son la parrilla en forma de triángulo (corazón), las nervaduras marcadas que surcan el capot, las llantas de generoso diámetro (nada menos que 18”) y las ópticas de singular diseño: son razonablemente chicas, con forma de gota y una línea de puntos interna que es la tira de LEDs para las luces diurnas. Ya no es una novedad, pero el tirador de la puerta oculto y embutido en el marco de la ventanilla realza el espíritu deportivo y es agradable el contorno de los faros traseros.
Estéticamente, la Giulietta tiene muchos rasgos y una fisonomía general en común con el MiTo, lo que se nota especialmente en ópticas delanteras, parrilla y toma de aire. La luz diurna es de diodos luminosos y puede tener un techo panorámico.
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